La Vida en el AHORA

LA VIDA EN EL AHORA
Liberado todo desequilibrio kármico, llegamos al siguiente proceso, ese en el que la Vida en el AHORA CUÁNTICO, va a ser nuestro exponencial lugar de expresión. Para ello, tendremos que ser conscientes de los procesos que como Alma, hemos vivido, mientras nos hemos gestado como tal. Es el Despertar del Navegante, la resonancia con la Consciencia Cósmica, creciendo a la par que el Cosmos se hace Consciente de sí mismo. Es el ser Conscientes del Misionero que se entrega al Espíritu y crece, siente y se expresa como perfecto reflejo del mismo.
La increíble Constelación de la Osa Mayor, nos va a hablar, a través de cada una de las Estrellas principales que forman el hermoso carro, en el que entre todos hemos evolucionado el Amor Verdadero.
Alkaid, Mizar, Alioth, Megrez, Phekda, Merak y Dubhe, son quienes al final nos van a desvelar el precioso Espíritu de la 8ª Divina La Estrella Polar, el Ser que tiene el más inmenso corazón, que como MADRE de Todos va a ser, junto con el PADRE, los precursores del siguiente Universo evolutivo, al que nos dirigimos. Buen viaje. Nos vemos Aquí y Ahora.

Meditación de la Sabiduría

5º Encuentro Quórum Osa Mayor




Tras haberse revelado La Verdad de las profundidades del Ser y haber realizado una intensa y amorosa concienciación de Todo aquello que Somos, podemos cerrar la Puerta del proceso evolutivo kármico y caminar en dirección al siguiente proceso en el que se va a revelar La Sabiduría. Para que esto pueda ocurrir, tiene que haberse cerrado completamente la puerta de nuestro pasado, sólo así podremos sentir que ha llegado el momento de penetrar completos en el siguiente paso, y que éste nada tiene que ver con la forma de pensar y sentir que hemos vivido en la etapa anterior.

En el increíble horizonte cósmico, en estos momentos puede divisarse la gran proximidad de las fuerzas espirituales encarnantes, que están dispuestas a regresar a nuestro espacio/tiempo, con la intención de portar consigo las semillas, que contienen los vectores que sólo podrán desvelarse, cuando se atraviesen los puentes cuánticos – lo que conocemos como viejo puente – de este modo se preserva toda similitud con estadios de conciencia anteriores, que pueden adoptar sistemas de resonancia no deseados.
Los Misterios que encierra nuestra preciosa Constelación de la Osa Mayor, sólo podrán ser desvelados paulatinamente, debido a que no siempre la mente está en disposición de “ver” con claridad aquello que tiene ante sí.

Existe un vínculo en estos precisos instantes, que está siendo visible ya, para muchos Navegantes. Ahí constataremos La Sabiduría adquirida a lo largo de nuestra rica, extensa y mágica andadura.
Dicho lo cual, es nuestra Responsabilidad, tomar Conciencia de la importancia de integrar la resonancia cósmica que se va a derramar en Nuestro Sagrado Corazón, durante Todo este trabajo que conlleva el anclaje en el Ser Multidimensional.

Este proceso de concienciación, no tiene sentido realizarlo, si antes no se ha hecho un profundo trabajo con La Verdad de Nuestro Corazón, sin este paso, La Sabiduría no tiene forma de ser revelada.
En el 4º Universo Experiencial - el que se conoce como la Raza Raíz Atlante – es en el que el Alma, va a verter el tesoro alcanzado en la completitud de su Ser, de modo que el proceso de Entrega, es decir, el beneficio dador del proceso conciencial, va a significar la conexión con el Sagrado Potencial del Ser, ese que quedó oculto en la experiencia atlante, tras que el falso poder, se apoderara del proceso evolutivo. La denostación de la herida del Alma, es vital para que La Sabiduría fluya por los códigos ciegos de nuestro ADN y al hacerlo, vibre en resonancia con el ADN Cósmico, que ya está enviando la masa crítica de Amor Incondicional, alcanzado por el gran trabajo realizado por el Logos Planetario, respecto al Inconsciente Colectivo.

Alcanzada esta fase ascensional, es el momento de conectarnos con El Gran Maestro Melkizedec y con la Orden de los Arquitectos de Luz, así como con sus precursores, los Templarios, esos guerreros incansables que entregan su existencia a la revelación del Amor de Dios Padre/Madre.
Cuando esta conexión se realiza con éxito, sólo entonces daremos con La Gran Maestra Heneas-Hathor y con la Orden de las Hathor, así como con sus precursoras, las Hathor-Anunciadoras, que sostienen los Oráculos de todo proceso de Vida, no permitiendo que nada respecto a los planes trazados, se pierda. Ellas sacrifican su existencia y su familia, con el único objetivo de que Toda Vida, alcance la Belleza que se desprende del Corazón de Dios Padre/Madre.

Navegantes… feliz viaje…

Comenzamos…
Concentrados y en silencio, nos conectamos con la Multidimensionalidad del Ser. Sentimos como cada fase, cada plano, cada ritmo y cada átomo, se convierten en una Unidad indisoluble. El Corazón del Planeta y el nuestro, sostienen ahora y para siempre, idéntico ritmo. Así mismo y muy lentamente, nos integramos en el ritmo cósmico y nos permitimos fluir en él. Sentimos como somos guiados por el Espíritu. Sentimos una gran dicha por ello.

(pausa)
Nuestro Espíritu nos quiere mostrar algo que permanece oculto en nuestros Akásicos. Para ello nos conduce a un lugar muy lejano en el tiempo, tanto que nos puede parecer que regresamos al útero materno. Nos permitimos viajar a través del Tiempo, mientras disfrutamos de las múltiples sensaciones que nos despierta la inmensidad del Corazón que trazó estos planes, para nuestra riqueza.

 (pausa)
Un silencio infinito nos envuelve, hemos llegado…

Sentimos como a cada paso que damos, un crujido estalla bajo nuestros pies. Al mirar, advertimos como estamos caminando sobre un manto de hojas secas, caducadas, acabadas de desprenderse de sus ramas, de las ramas del antiguo árbol que les dio la Vida. Nos giramos. Verificamos como atrás estamos dejando un infértil árbol. Podemos observar el robusto tronco que nos abasteció de toda su fuerza. Pero ahora se ha quedado vacío, desnudo, sin nada. El episodio en el que protagonizó la historia de nuestra Vida, ha finalizado. Hace ya mucho que perdió las flores y el fruto. Todo tiene que comenzar de nuevo, desde cero. Nos quedamos mirándolo fijamente, colmados de Amor por ese episodio y por todo lo que en él sucedió. Cuando conseguimos aceptar TODO con Amor, podremos comprobar como el tronco se convierte en polvo que es amorosamente absorbido por la Madre Tierra. Entonces, sus raíces estallan, hasta tal punto que se incendian, quemando todo aquello a lo que se sentía arraigado.  Tomamos conciencia de que cualquier arquetipo sostenido por nuestra mente y que ya no forma parte de la nueva experiencia de Vida, también ha muerto.
Nos quedamos en silencio, permitiéndole al Corazón sentir lo que este proceso representa para nuestro Ser.

(pausa)
Algo precioso nos espera. Nos permitimos decir adiós. Continuamos caminando y comprobando como a cada paso que damos van desapareciendo las hojas, el suelo se torna blanco irisante, casi cristalino, desconocido, nuevo, como por estrenar. Todo ha quedado atrás. Casi sin darnos cuenta hemos cruzado el umbral de la Puerta que estamos abandonando. Sólo nos resta por hacer un último gesto. Tomamos conciencia de lo que ello representa, asimos la maneta de la Puerta e inundados de Paz, la cerramos definitivamente. Nunca más la podremos volver a abrir. Esa es la Ley.

Acabamos de cerrar para siempre el episodio del que fuimos auténticos protagonistas. Sentimos que no hay nada, que hemos dado este paso vacíos de cualquier arraigo, de cualquier apego, de cualquier dependencia que nos tuviera condicionados. Somos seres libres. Intentamos movernos en ese espacio que ahora ocupamos. Se nos hace extraño. La Luz lo invade Todo, pero aun así nos sentimos perdidos, sin saber qué hacer ni a donde ir.
Nos encontramos en “Tierra de Nadie”, un lugar muy especial por el que estamos obligados a transitar tras cada episodio de Vida. Ahí, en este lugar, disfrutamos de Ser y de Conocer quiénes somos, tras haber muerto como quienes éramos. Nos toca hacernos de nuevo, aprovechando toda la experiencia generada en el episodio anterior. Tomamos asiento en ese suelo irisado, pese a sentir que no nos queda nada, que no tenemos rumbo, que no sabemos que tenemos que hacer, pese a todo ello… nos sentimos plenos. Sentimos que lo tenemos TODO, que no necesitamos NADA, más que a nosotros mismos y TODO nuestro Saber.

Y así en ese silencio recitamos lo que brota de dentro:

“Hoy, ya fuera del Tiempo, inmerso en la soledad de estas pocas palabras, puedo gritar que estoy vivo. Vivo para continuar muriendo. Pues es ahora la muerte algo que ni tan siquiera temo. Hoy que he dejado atrás TODO lo que fui, tomo las riendas de mi Vida, envejecido, macilento, surcando todas y cada una de las mágicas cunas que el Cielo puso, para que no nos rindiéramos nunca.

Te miro y puedo ver tus lágrimas, surcando un cercano aroma de rosas que embriaga. Cuando siento cada una de tus notas, NADA se me apaga, sólo un prisma de malva porcelana, crece ante mi mirada, sabiendo que NADA de lo que existe nos pertenece.

Viajo hacia lo desconocido. Cuando oteo, imagino sombras, pero AHORA sé que no son nada de eso. Son esferas, que repletas de Amor Verdadero, están esperando que llegue el ansiado momento, ese en el que únicamente el Destino, te mira atentamente y te lanza un grito, diciéndote:

-          Vente. Ven conmigo. No temas, no existe más laberinto que mi Mar plagado de Vergeles de Olivos.

Es entonces cuando le respondo del mismo modo gritando:

-          Voy contigo.

Me sumerjo entonces en los finos piélagos para no ser nunca más visto. Ahí es donde siento que estoy completo, que estoy SOLO contigo”.

Una gran sonrisa interior nos invade y cuando esto ocurre, aparece alguien.

Escuchamos el sonido de unos cascos que se acercan. Parece que es un Caballo quien viene a recogernos.

 (pausa)

Nos sentimos emocionados. Nuestra Gran Alma reconoce esta simbología, es pura Magia, la que estamos viviendo. Vemos aparecer al Caballo. Observamos como es, su pelaje, su melena, sus Ojos, su forma de trotar mientras sigue acercándose hasta la “tierra de nadie”. Cuando llega a nuestra altura, relincha con alegría. Lo acariciamos con dulzura, le preguntamos su nombre. Tras que nos hayamos presentado, subimos a su lomo, es el momento de vibrar mucho más allá. No sentimos ningún miedo, todo lo contrario. Sentimos a nuestra Alma libre, desapegada de aquello que la tenía atrapada.
Conforme nos vamos sintiendo más completos, más rápido comienza a cabalgar el Caballo. Casi sin darnos cuenta, advertimos como podemos surcar el Cielo a nuestro antojo.

Somos el jinete, que guerrero va en busca desde hoy y para siempre de aquel que naufragó. El mismo guerrero que porta su propia Luz a todos los rincones donde se tercie.
No tememos nada, pues ya hemos superado todo aquello que tenía que ver con el tener. Ahora, es la intención de mostrar la Sabiduría de Dios, la que nos mueve. Esa es la única intención que se sustenta en nuestro Corazón. Cruzamos mares de agrupaciones estelares. Son preciosas Constelaciones que al pasar cerca de ellas, nos hacen enigmáticos guiños, parpadeando. Nos dan la bienvenida, pues cada Navegante que consigue surcar el Cielo es un aprendiz más de la Gran Escuela de la Vida.

Podemos distinguir de repente algo en el Cielo, que atrae poderosamente nuestra atención. Se trata de un lugar muy conocido para nuestro Ser. Vibramos de alegría. Hemos dado con nuestro Origen Cósmico. Lo estamos sintiendo cada instante más próximo. Podemos incluso recordar el mismo día en el que partimos. Nuestro Corazón se siente henchido de gozo. Nos dirigimos hacia nuestro Sagrado Hogar.
 (pausa media)

Ante nuestro Corazón aparecen numerosas luces vibrantes, al principio nos parecen distantes, casi irreconocibles, pero conforme continuamos adentrándonos en nuestro Sagrado Origen, las luces se intensifican, toman forma, toman identidad. Ahora somos capaces de distinguir a cada uno de los Seres que nos han venido a recibir. Es nuestra Gran Familia Cósmica, son Nuestros Hermanos, son todos aquellos que algún día nos cruzamos, nos amparamos, crecimos juntos, nos apoyamos. Son quienes siempre han creído en nosotros.
Tras este ansiado encuentro, nos abrazamos, formando un hermoso halo que resuena en Todos los Corazones al unísono. Lloramos de alegría, reímos de gozo. Nos miramos y al hacerlo podemos ver la Belleza natural de cada Ser. Nos sentimos orgullosos. Lo hemos conseguido.

En ese instante alguien nos llama. Es el Gran Maestro Melkizedec. Su mirada nos abate el Corazón de puro Amor que desprende. Su Sabiduría infinita nos atrapa como si millares de llamas doradas nos quemaran las entrañas. A su alrededor se colocan múltiples Jinetes con sus Caballos. Nos encontramos ante la Gran Orden de los Arquitectos de Luz. Los Templarios. Llegados a este punto de nuestra evolución, podemos comenzar nuestra andadura como alumnos de la Escuela Melkizedec.
El Maestro se acerca y alza su mano derecha sugiriéndonos que toquemos su palma. Si así lo sentimos, lo hacemos. Colocamos nuestra palma sobre la suya y al hacerlo, sentimos como la Magnanimidad de su Ser, penetra en todas nuestras células, permitiéndonos sentir el Verdadero Poder, el Poder de la Divinidad. Acabamos de ser liberados del falso poder que hirió nuestra Alma durante la Vida Atlante.

Nos quedamos en silencio, sintiendo profundamente este Sagrado momento.
(pausa larga)

El Poder con Magnanimidad fluye por todo nuestro Ser, la herida se ha cerrado, el falso poder ha sido derrotado para siempre, no puede continuar condicionando nada de lo que a partir de ahora nuestro Corazón anhele. El Maestro y la Orden se han retirado, pero sentimos que no estamos solos. Alguien se acerca. Nuestro Caballo relincha lleno de alegría. Está reconociendo a la Gran Dama, a la Maestra de la Vida. A la Madre que nutre cada ápice de Conciencia con su alimento. Heneas-Hathor, se coloca ante nosotros. No dice nada, solo nos mira con auténtico Amor. Alza su mano y con osadía nos toca directamente en el centro del Corazón, quiere que sintamos el Verdadero Amor de Dios.
Es tanta la Gratitud que nos invade, que no podemos cesar de darle las gracias. Aprovechamos esta conexión, para expresarle a la Madre todo aquello que en este preciso instante siente con intensidad nuestro Corazón. Ella nos escucha atentamente.

 (pausa)
Tras habernos sincerado con la Gran Maestra Heneas-Hathor, estamos en disposición de dar el siguiente paso. Así se lo hacemos saber. Heneas nos pide que acudamos a nuestro Hogar, que allí alguien nos está esperando.

Subimos al Caballo. Cabalgamos de nuevo, buscando ese lugar tan especial en el que se levanta nuestro Hogar. Lo encontramos. Hay Luz en su interior, una Luz tan poderosa y penetrante que nos deslumbra la visión. Dejamos por unos momentos el Caballo y sin más penetramos en el Sagrado Hogar. Una preciosa Dama nos aguarda. Es Ella. Es la Hathor que nos ha amparado todo este tiempo, mientras nosotros como Mente, crecíamos, madurando día tras día.
Está bellísima. Nos miramos. Nos sentimos atrapados por el flujo del Amor Verdadero fluyendo a través de ambos. Nos abrazamos y así en ese abrazo le recitamos las siguientes palabras, con la Verdad a flor de piel:

“Ante mi mirada se abre un Camino cuya profundidad me anima a que lo transite, sin un ápice de temor. Quiero que vengas conmigo. Pues aquí estoy, Hoy, que sé que he llegado al auténtico puerto, ese que tanto busqué, sólo por estar rozando tu piel.

Fui un Navegante, que trágicamente naufragó, mil y una vez. Agónico te busqué. Eufórico te encontré y Hoy pletórico me entregaré.

Trazo mis primeros pasos, sobre una extensa alfombra de hojas secas. Son las hojas caducas de todos aquellos árboles con los que me crucé durante mi andadura. Olivos, arces, robles, sicomoros, cerezos, encinas, alcornoques y almendros, fueron testigos de todos y cada uno de mis lamentos. Las hojas que ahora forman un entrañable lecho, son pura semejanza, con todo lo sentido en el Firmamento. Es por ello, por lo que a cada lado del Camino, tú has levantado un juego de flores increíbles, muchas de ellas, siquiera conozco…

Ahora puedo decir que vivo alegre, agradecido, eterno…por sentir que estando contigo, soy cada día el más rico.

Cada flor que tú pusiste en mi Camino, fue un humilde pensamiento que me condujo a este insondable paraje de lujo, el que Hoy y Siempre será NUESTRO HOGAR. Aquí me tienes, completo, auténtico, sin necesidad de nada más que encontrar…”

(pausa)

Somos testigos presenciales de cómo el Hogar se torna un Sagrado Templo. De cómo Él es el Arquitecto y de cómo Ella llena el Templo con Toda su Experiencia, esa que alcanzó tras eones de brindar su existencia a Dios.

Melkizedec y Heneas se acercan. Nos quieren entregar algo. Abrimos las puertas de nuestro Corazón a este regalo. Se trata del Sagrado Símbolo de la Belleza de la Unicidad. Somos testigos de cómo los Maestros nos anclan el símbolo de los tres anillos divinos, los que portan los nuevos fuegos, la Unicidad de Él y Ella y la Comunión de TODO el Cosmos. Los códigos de este Arquetipo comienzan a integrarse en nuestro ADN, podemos sentir el mágico flujo que nos invade y que provoca que una vibración intensa nos unja de llamas platino. Son las llamas de la Magia que lentamente resonarán con los grandes magos. Poco a poco, las llamas se tornan doradas y podremos sentir así mismo la Unicidad con el Logos Solar.

El Centro del Corazón Cósmico estalla, un enorme vórtice de Sabiduría ha sido vertido en TODO el Inconsciente Colectivo. Acabamos de ser partícipes de este proceso. Por vez primera, podemos sentir como la gran fuerza de La Sabiduría lo impregna Todo.

(pausa)

La vital Esencia de La Sabiduría fluye por nuestro Ser Multidimensional. Durante nuestro Caminar, desprenderemos Poder con Magnanimidad, eso tan Sagrado que no nos derrotará jamás. No existirá nada que puede vencer a esta cualidad de Poder. Sentimos la gran alegría que ello representa para Dios. Sentimos la grandeza de nuestro Corazón. Sentimos al Templario y a la Hathor unidos en ecuanimidad, sabios, alumnos y maestros. Aprendices de cada nuevo sentimiento, Maestros en Consciencia con el Amor Divino. La ignorancia del falso poder ha muerto, ahora sólo vive La Sabiduría anclada fuertemente en nuestro Ser.

(pausa)

La Sabiduría, lidera. No hay fronteras que nos impidan descubrir una Vida nueva. La Voluntad fluye a través de este Todo y desde esa Voluntad, descubrimos como la Obra de la Creación nos impulsa, desde esta novedosa condición.

Hemos trascendido también el 4º Universo. La Raza Raíz Atlante, muere y finaliza en nosotros. Miramos al Cielo. La Osa Mayor se muestra espléndida. La Estrella Megrez comienza a vibrar con incalculable intensidad. La 4ª Estrella se ha encendido. Podemos verla brillar. Parece que ha crecido. La Sabiduría se ha desvelado, tenemos Consciencia para expresar lo más Sagrado. Nuestro Corazón estalla de Dicha. Sentimos como el símbolo del Triple Anillo de la Unicidad nos otorga la más elevada cualidad de Existir tal cual la propia Divinidad.

Nos quedamos celebrando esta íntima conexión con los Grandes Maestros de los Templos. Nos visualizamos montados a Caballo, como Hathor y Templario que han alcanzado su Hogar y vibran al unísono en su Templo.

Aguardamos en silencio, sintiendo profundamente este estado de Gracia…

(pausa larga)

Poco a poco, regresamos al latido del Corazón del Planeta y de ahí a nuestro Corazón. Siendo Uno y Todo a la vez, lo que palpita en nuestro interior.

Respiramos profundamente y conectados con la música, lentamente vamos abriendo los ojos.